jueves, 1 de noviembre de 2012

LAS MASCARAS SIN 31 DE OCTUBRE

La noche del treinta y uno camine entre los sueños y las decepciones, en un mundo que se oculta en mascaras comerciales sin saber que las mascaras mas reales las tenemos desde el momento en que nacemos, muchos se vestían con sus sueños infantiles, otros con la morbosidad que da nuestra cultura y otros con la facilidad que les dio la escases de dinero, pero quien recuerda como su rostro toma todas las tonalidades de un disfraz cuando dejan de ser caras y se vuelven imágenes,  quien nos puede decir que el traje de vagos, niños o niñas, zombies, prisioneros, por solo citar algunos casos no están en nuestro esqueleto cada segundo de nuestra movilidad.

Cada paso era un rumor que se sumaba a mis oídos  un ruido desagradable o una murmullo de un niño pidiendo caramelos, lo cruel fue encontrar la voz de una niña que desde lo oscuro de su antifaz aparentemente improvisado le decía a su acompañante. "mama por fin puedo comer dulces", entra en mí una desagradable pregunta ¿por que esperar a un disfraz para tener en sus dientes un caramelo?

Y después como un rayo de oscuridad surge quizás el dolor mas inhumano en mi carcomido corazón ¿estos niños pasan tiempo familiar? llegando a mi razón inescrupulosa la respuesta mas sutil, el día de los niños (31 de octubre), es el día en el que por fin un dulce, recupera al niño o niña su centro de interés  que estaba perdido en los  atriles del tiempo y en la distracción que se volvió el mundo del adulto.


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