domingo, 22 de julio de 2012

CARTA ABIERTA #1 Esta carta empezara sin título, sin destinatario, por el simple hecho que nadie la leerá por más interesante que esta sea, el sentido no es más que encontrar una forma de explicar, ¿Porqué los intelectuales se restringen a un aislamiento moral? Y la respuesta es quizás es una mezcla de lingüística critica como de visión tan idílica que cabe en la arrogancia del soñar, miremos que cada intelectual prefiere el aleteo de un ave con sus ritmos sistemáticos a la visión de un espectáculo callejero de canes luchando a la muerte, los sonidos del viento a los bullicios de la ciudad, el olor a café en la mañana a la flatulencia de un aguardiente en la noche. Entre otras mil predilecciones que premian ante lo rutinario, el ser que posee conciencia es un ser proactivo, que se preocupa y ocupa, mientras el mundo se sienta estacionario a hablar y quedarse en la crítica, él o ella en su mente planea miles de probabilidades para cambiar el bombillo de la habilitación que nadie ocupa. Y por esto el mundo empieza a notar que se moviliza estático un universo evolutivo, atacándolo con aquello que vence al guerrero más fuerte, el irreconocimiento de sus conceptos en la verdad o falseando su propia ética, recuerdo que toda verdad pasa por tres fases: Es ridiculizada, es agredida, es aceptada Yo pensaría que las verdades de aquellos que piensan solo se quedan en la agresión pues son tan raras que afectan lo establecido por los estúpidos. Que son tantos que pueden acabar al mundo de los sabios. Lo cual explica el por qué si no se encuentra un alma en transmutación en este universo retrogrado, se atan a la imaginación romántica de sus lecturas, pero si se encuentra a esos o esas personas que escuchan, hablan, entienden o interactúan con sus locuras; se canaliza la energía e información en el bien de un objetivo social. He aquí la propuesta al intelectual de hoy, encontrar el receptor activo, aun de tu silencio, pues sin el caes en el dolor que causo y causa el malestar del ser. O como diría Nietzsche el humano más humano.

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